El casco antiguo de Altea, con su envidiable ubicación sobre una colina que mira al Mediterráneo, es una de las joyas de la Costa Blanca. Este encantador rincón de España, conocido por sus calles empedradas, casas blancas y un ambiente que parece detenido en el tiempo, ofrece una experiencia única para quienes buscan sumergirse en la cultura y la historia locales. En este artículo exploraremos los rincones más emblemáticos del casco antiguo de Altea y descubriremos por qué este lugar es tan especial.
La Iglesia de Nuestra Señora del Consuelo
El símbolo por excelencia de Altea es su iglesia parroquial, cuya cúpula de azulejos azules y blancos brilla bajo el sol mediterráneo, visible desde casi cualquier punto del casco antiguo. Su belleza no solo radica en su exterior impresionante, sino también en su sereno interior, que invita a la reflexión y al recogimiento. Visitar esta iglesia es una experiencia casi obligatoria para cualquier visitante.
Las calles empedradas y las casas blancas
Pasear por las estrechas calles de Altea es como caminar por un lienzo pintado de blanco y adornado con flores de vivos colores. Las casas blancas, típicas de la arquitectura mediterránea, forman un contraste maravilloso con el azul del cielo y el mar, ofreciendo escenarios perfectos para los amantes de la fotografía y aquellos que buscan inspiración artística.
Miradores con vistas al mar
El casco antiguo de Altea está repleto de miradores que ofrecen vistas panorámicas del Mediterráneo y la costa. El Mirador de Cronistas de España es uno de estos lugares mágicos, donde el horizonte se funde con el mar y el tiempo parece detenerse. Es el lugar ideal para contemplar el atardecer y sentir la brisa marina.
La plaza de la iglesia
La plaza de la iglesia es el corazón del casco antiguo, un lugar vibrante lleno de vida, donde se concentran artistas, artesanos y músicos que aportan un ambiente bohemio y cultural. Las noches en esta plaza están llenas de magia, con sus terrazas acogedoras donde se puede disfrutar de una cena bajo las estrellas o simplemente de una copa de vino, sumergiéndose en la atmósfera local.
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